Sanando las heridas del espíritu


Las heridas del espíritu se curan sin dejar cicatrices. Hegel


 A diferencia, las heridas físicas sanan pero queda una cicatriz.
El que insulta, el que daña… ni se acuerda, mas al que se le insulto, guarda la herida en su corazón.
Las heridas del pasado, son producto del diario vivir, aunque son hechas por otros.
Los humanos somos recurrentes a traer el pasado, a transformarlo en una carga y por tal motivo, sentir tristeza al recordar, a acumular los malos recuerdos para sentir resentimiento, a no soltar el sufrimiento y este se convierte en rencor.
¿Se pueden curar las heridas del espíritu?
Sin lugar a dudas, estas heridas se pueden curar, mas no sanan solas…
Para poder sanar las heridas del espíritu, hay que reconocer que hay una herida insana en nuestro ser. 
Debemos hacernos responsables por los sentimientos que nos provoca llevar esta herida:

Siento Amargura… Aflicción, sinsabor, disgusto, pesadumbre, melancolía. 

He deseado la venganza… desquitarme, odiar. 

Mi carácter se ha vuelto Iracundo… depresivo, pesimista, destructivo.

Una vez que hemos reconocido nuestros sentimientos, ahora inundemos nuestro ser de:

Compasión, Misericordia, Perdón y Amor por quien nos ha ofendido. ¿Cómo hacerlo? Practicando, insistiendo hasta dominar estas virtudes.

La Compasión, la encontramos sirviendo a los demás.

La Misericordia, cuando ayudamos al prójimo.

El Perdón, lo hayamos entregándolo.

Y el Amor… sentir amor es necesitar dar.

Cuando en nuestro espíritu, sintamos: Sosiego, paz, tranquilidad, aliento y alegría por el día de hoy, sabrás que han sanado tus heridas sin haber quedado en ti, ninguna cicatriz.

Cuándo recibas una ofensa, ¡Decide perdonar y serás libre!

Sé el más humilde entre los humildes para que vivas en un reino; porque el soberbio siempre vivirá en el mundo de los cautivos.


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